miércoles, 1 de junio de 2011

La crisis

Hay muchas tonterías con esto de la crisis que se están imponiendo como verdades absolutas. La principal es que la crisis empezó cuando cayó el crédito y en consecuencia pinchó la burbuja inmobiliaria. No es del todo cierto, la crisis ya estaba antes del batacazo.

La crisis fue anterior y tiene unos orígenes mas difuminados. Una de las principales razones, junto a la avaricia despertada por los pelotazos, es que el poder adquisitivo real de las familias no ha dejado de disminuir en los últimos años. Nos pueden engañar con las estadísticas amañadas pero lo cierto es que la incorporación del euro generó una subida de la inflación bestial. A esto hay que añadir otros factores:

- Incremento del precio de las cargas básicas: Basura, agua, electricidad, etc. Estos costes han subido más que los sueldos. Aparte de que ahora, en plena vorágine consumista, pasan a considerarse servicios básicos la telefonía e Internet. Las regulaciones públicas de todos estos servicios solo han ido en beneficio de una de las partes contratantes, las empresas suministradoras. Los partidos y los políticos individuales reciben numerosos apoyos económicos por parte de estas empresas. Sería inocente suponerles objetividad a la hora de regular tarifas o tratar de romper situaciones de monopolio u oligopolio, aunque se trate de sectores estratégicos.

- Precarización del mercado laboral. Ojo, no solo entre los jóvenes, cada día hay mas empleo basura y menos empleo fijo. Ahora ni trabajando dos miembros de la unidad familiar hay suficiente para aguantar las cargas básicas.


No obstante, se encontró la solución perfecta para evitar este círculo vicioso que, tanto aquí como en EEUU, podría habernos anticipado la crisis: la flexibilizar el crédito. Consumir en el presente con cargo al futuro, con la ingenua pretensión de que si las cosas se torcían podría pagarse con las plusvalías de la venta de las viviendas.

El resto, lo que viene a llamarse crisis, ya sabemos todos de que va. Solo quería llamar la atención sobre lo que, tal y como vendría a decir Galeano: Aquella crisis de redistribución de la riqueza y el poder adquisitivo, profunda y larvada, estaba preñada de esta otra crisis de crédito e inmobiliaria.
A esa es la que hay que combatir porque sino parirá mas crisis, entre ellas el fascismo. Aunque, la verdad es que estamos perdiendo la batalla, las decisiones las están tomando los mismos intereses económicos que la empujaban y empujan en esa dirección: hacernos cada vez mas pobres para poder ser ellos cada vez mas ricos. Se acabaron las concesiones a consta del miedo al ejercito rojo, ahora es tiempo de recoger esas concesiones del estado del bienestar y que vuelvan los esclavos y las legiones protectoras.

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